Las drogas son los mayores desinhibidores a la hora de «salir de caza», ligar y mantener relaciones sexuales. Pero tan pronto como liberan, catapultan bajo diferentes y nocivos efectos, especialmente cuando tales sustancias son mal administradas.
Tanto las drogas legales como las ilegales producen reacciones físicas en lo que al sexo respecta, unas más indirectas que otras.
En el caso del tabaco, se han observado síntomas de arterioesclerosis, motivo de muchas de las disfunciones eréctiles en los hombres. Su consumo habitual, en menor o mayor medida, no parece interferir de forma directamente negativa en la libido, salvo por la falta de oxígeno al respirar o a la pareja, por el mal aliento adquirido.
El alcohol juega un papel importante, por no decir el más importante, entre los desinhibidores durante los fines de semana. En una cantidad moderada, puede ser mano de santo, pero si se pretende ir más allá mediante este método, se tienen todas las papeletas para salir malparados del asunto. Se notará claramente en los problemas de erección del hombre y en la dificultad de la mujer para alcanzar el orgasmo.
Yéndonos al lado ilegal de las drogas, tenemos la marihuana. ¿Qué pasa con la marihuana? Esta sustancia provoca una sensación de placer, liberación de estrés y ansiedad que hace subir al séptimo cielo, lo que facilita las relaciones. Pero un consumo continuado, puede provocar falta de interés por el sexo, bloqueo en la producción de hormonas masculinas, reducción de la calidad del esperma y sequedad vaginal en las mujeres.
Por otro lado está la cocaína, sustancia que estimula el sistema nervioso central y hace que el sentimiento de euforia desatado intensifique el placer sentido. Su uso prolongado en el tiempo termina dañando irreversiblemente el sistema nervioso, lo que provoca el efecto contrario, reduciendo la respuesta sexual, y sumándole a las sensaciones un estado pseudo-depresivo.
La heroína es otra intensificadora emocional muy adictiva sustitutiva del deseo natural, que durante su uso continuado, si se deja de consumir, hace perder el interés sexual.
Y para finalizar con otra droga de las más habituales, comentar acerca del éxtasis, droga sintética que provoca reacciones alucinógenas y facilita la excitación. En su uso prolongado, hacen pasar a la persona consumidora a un estado de hiperactividad, depresivo y ansioso, y también termina fulminando la libido debido a la destrucción de las neuronas encargadas de producir serotonina, en parte responsables del cometido sexual.
En resumidas cuentas, ¿para qué queremos activar nuestro deseo sexual mediante estas sustancias, teniendo como droga más potente nuestro cerebro?
Comparte esta noticia: facebook twitterAutor: Bea Cárdenas