Con la integración de Internet en la vida de los ciudadanos, hoy en día consultar y practicar sexo a través de la Red, es de lo más normal del mundo. Ya no es de «frikis» ni «depravados» el sexo utilizando el ordenador, viendo un vídeo, chateando con otra persona, haciendo una videocoferencia, leyendo un relato en una web erótica…
Existen millones de páginas web porno, de sexo para adultos, de contactos, de chicas con webcam que ofrecen sus servicios de videoconferencia para hacer realidad las fantasías de todo hombre a través del PC. El «cibersexo» está más en boga que nunca.
El psiquiatra y sexólogo Facund Fora, director del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (IASP) ha impartido el curso «La nueva sexualidad en el siglo XXI», en la Universidad Internacional de Andalucía, en el que ha destacado el aumento de estas prácticas debido a la creciente utilización de Internet.
Según Facund, el cibersexo es muy beneficioso para el aprendizaje sexual, el autocontrol, así como para ganar confianza en uno mismo. También argumenta el beneficio en que permite la búsqueda de una pareja sin que ello conlleve un riesgo de embarazo ni de contagio de cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual.
Las personas con mayor riesgo de «descontrol» son aquellas «introvertidas e impulsivas» que se puedan dejar llevar por la adicción al sexo. Lo cual les puede causar un desorden de «infidelidad» compulsiva.
Se calcula que un 15% de los usuarios puede hacer un mal uso de esta práctica, que en la mayoría de los casos va asociado a la pedofilia y al acoso sexual a menores.
En resumidas cuentas, el sexo a través de la red practicado con control, no es perjudicial para la salud sexual y mental de la persona que está en todas sus cabales, sino todo lo contrario. Cabe resaltar que el sexo mediante el ordenador, conlleva emplear mucha imaginación y utilizar juguetes para adultos que hacen de la relación virtual algo más excitante y placentero.
¿Por qué cerrarse en banda a este otro placer que tenemos ahí a nuestra disposición?
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twitterAutor: Bea Cárdenas
