Si el sexo rápido cada día está más en boga, tanto por falta de tiempo como por morbo fugaz, se podría decir que en muchos casos, este tipo de situaciones van directamente relacionadas con los sitios improvisados.
Y cuando hablamos de sitios improvisados, no nos referimos a reservas en hoteles con camas con dosel ni a colchones perfectamente colocados por la diosa del amor para que se dé rienda suelta a la pasión erótica-sexual.
¿A qué sitios nos referimos? Sin necesidad de pensar mucho y relacionando pasión desenfrenada con sexo rápido, nos pueden venir a la mente diferentes encuentros sexuales rápidos en sitios no especialmente cómodos, y sin embargo, que pueden convertirse en lugares fetiche de los mejores orgasmos sentidos jamás.
Léase el baño de un avión, un banco, un probador… sitios limitados en cuanto a dimensiones, pero generosos en cuanto a sensaciones. ¿Y cómo podemos montárnoslo para disfrutar cómodamente, dentro de lo que quepa, e incluso llegar al orgasmo?
Según el lugar, podemos emplear una u otra postura que potencie el roce, las sensaciones placenteras y facilite la fricción orgásmica. Dentro del Kamasutra en sitios reducidos, una postura sencilla y muy placentera es la conocida como «La unión de los amantes». Ambos entrelazados, frotándose los genitales y ejerciendo una leve penetración. Una penetración no muy profunda, pero muy erótica y excitante dada la directa estimulación en el clítoris y glande de los respectivos.
Para quienes tengan unos centímetros más disponibles, pueden poner a prueba la postura de «El abrazo». No precisa mucha explicación. Un tanto más avanzada que la anterior, pero en los aires. Para esta postura se precisa muy buena forma física por parte de él, y en su defecto, se puede probar con una pierna de la chica en el suelo. Una postura de las de recibir impactos «contra la pared».
Y por último, una postura para encuentros en sillas o baños con una determinada desinfección, están las posturas de «El deleite» o «La doma». Esta última es la más sencilla para llegar al orgasmo sin dificultad. Ambos sentados, con la chica dándole la espalda, permite una penetración y estimulación muy excitante, además de la facilidad para que él toque a su compañera los pechos, nalgas, clítoris… y la lleve por los senderos del último cielo.
En el caso de la postura de «El deleite», el ritmo lo marca el hombre. Ella en la silla o retrete, y él arrodillado a la altura de sus genitales de forma que se facilite la penetración mientras ella abraza al chico con sus piernas.
Quien más y quien menos, alguna vez habrá disfrutado de la efusividad sexual descontrolada y no premeditada en algún lugar reducido e incómodo, sólo se trata de echarle imaginación y centrarse únicamente en disfrutar, sin miramientos, sin condicionantes.
Comparte esta noticia: facebook twitterAutor: Bea Cárdenas
siiii que placer! mil formas y lugares… lo ideal es que surja sin planificarse ni pensarse, los impulsos son sabios muchas veces eh??? a mi me gustan las escaleras de un edificio, o cuando hay gente dando vuelta por ahi jeje que subidon!