La próstata es ese punto erógeno masculino cada vez más amigo del hombre. La próstata es una glándula del tamaño de una nuez a la que se puede acceder a través del ano, a unos cinco centímetros de profundidad en la pared interior, la próxima al pene.
Cada día es más reducido el misterio de la existencia de esta zona erógena porque cada día son más los hombres que se animan a probar la sensación del punto G masculino.
La estimulación de este punto erecciona el pene del sujeto de forma automática, independientemente de su excitación, aunque puede ser el comienzo de una gran relación sexual. Eso sí, la fricción de próstata debe realizarse con un leve masaje desde la zona externa hasta el centro.
¿Sabes que con la estimulación prostática también se puede eyacular analmente? De esta forma se puede conseguir la expulsión de líquido prostático que vagamente recuerda al semen, algo totalmente independiente de lo que sería una eyaculación seminal.
Cuando se estimula simultáneamente la próstata y el pene, se suman las sensaciones placenteras, hablamos de un placer sensorial añadido. El orgasmo producido por el masaje de próstata, es muy distinto al de un orgasmo sentido mediante una estimulación única y exclusivamente de pene. Unos lo definen como algo fantástico, y otros como «diferente», dependiendo este placer o sensación de la subjetividad del hombre, de su grado de libertad y tabús.
En definitiva, la próstata es una arma de doble filo para la excitación en el hombre, que está en sus manos (o mejor dicho, en el interior de su ano) para disfrutar de ella con absoluta libertad y a su antojo.
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